28 de mayo de 2013

Elogio a la grilla

Esa chica sensual que engalana nuestros paisajes urbanos con su leve caminar rodillijunto patiapartado, que con cadencia salsera alegra la ciudad y con sus vestimentas coquetas se roba la mirada de cuanto viejo verde camina a su alrededor; esa trigueña bajita, esa blanquita laboriosa, esa rubita de caja, esa de modos simpáticos y mirada desenfadada, a esa mujer que representa, a groso modo, más del 90% de la belleza femenina colombiana, y que inadecuadamente es catalogada como grilla, a ella, le dedico este elogio que busca enaltecer su existencia en nuestro panorama nacional.

No hay nada más sexual que un chamizo bien tatuado sobre un coxis femenino. Simétrico como la naturaleza, encantador como su propio lienzo, que invita a contemplarle, a acariciarle, a palparlo para apreciar su prolijo arte y que al no poder hacerlo, se van las ganas detrás de él cuando se baja en la siempre odiosa parada del autobús.

Pocas cosas más sensuales, compartirá Usted conmigo, querido lector, que un par de chanclas bajitas de cuerina blanca y de diseño minimalista con toques rococó,  que por baratas que sean las firmaría el propio Steve Jobs si hubiera sabido que servirían a unos hermosos pies, con sus uñas siempre pintadas de colores y formas inocentes, que cualquier hombre besaría encantado si no fuera porque se van de prisa entrando a alguna tienda de accesorios brillantes.

Nada, nada se compara a esas blusas ceñidas a su cuerpo moldeado por la simple naturaleza, con esa grasita animal tan saludable, donde las aburridas rutinas del gimnasio nunca han intervenido y que cuando avanza en edad tiende a lucir una leve barriga en una forma redonda pura; sí, esa blusa variopinta, que a veces va suelta, de mangas asimétricas, de tela lisa transparente que termina en diagonal sobre la cintura y que deja apreciar esas curvas, a veces convexas y otras cóncavas, ¡qué importa!, de esa figura femenina que se entrelaza con pantalón apretado acompañado, a veces por chancla y a veces por bota negra puntuda, y que se deja adornar, cómo no, por el encanto de las lentejuelas.

Ella, digna egresada de universidad privada clasemedia, oh, sí, grilla hermosa; esa chica que ya sabe que "Marbelle es una boleta, marica, qué tal"; que sueña con ser Jessica Cediel en el catálogo de Ela o Laurita Acuña, flaca mamasita, junto al buenazo de Jota Mario por las mañanas; que admira a Falcao, "papasito", y que viste la camiseta de su equipo favorito cuando corresponde, llámese Nacional o América o Colombia, ella, grilla preciosa, qué pasión tienes, brindo con cerveza Águila por todo lo que eres.

Ella, que en su Facebook aún escribe CoMBiNanDo SimPäaTiCAmeNte LaS MayUscuLAS y MinUsKulas, Con kas y cus a su antojo, despreciando a la aburrida ortografía, ¡qué creativa es!

Ella, que tiene todos los méritos estéticos para futura funcionaria pública y con un poco de suerte podrá ser gobernadora de algún departamento cafetero.

Ella, que sin esfuerzo alguno contonea sus curvas, a veces convexas y otras cóncavas, ¡qué importa!,  al fabuloso ritmo del reguetón, género musical tan liberal, como su propia ideología.

Tú, sí, tú, amalgama de virtudes, que cuando te bautizan con un nombre tedioso lo transformas en algo divertido como Elianis, Luisis o Lauris para poder estar a la altura de tus amigas Miladis, Yuramis o Yorladis.  A ti, bella mujer, que podría seguir adulando con cientos de características espléndidas, nunca cambies, y si te cuestionan alguna vez, di con orgullo: "mi originalidad es de mí misma, yo me visto como yo, yo bailo como yo, yo me expreso como yo" sin miedo ninguno. No dejes que te estereotipe nadie, sigue así, auténtica, alegre y descomplicada, porque sin ti, este país no sería tan apreciado por los queridos estadounidenses y no sería catalogado por los respetados ingleses como el segundo país más feliz del mundo después de las islas Vanuatu.