11 de marzo de 2014

Carta abierta a La Tebaida

Alguno podrá decir al final de estas palabras y no con poca razón, que puedo llegar a ser desconsiderado, insensible,  inconsciente, intransigente y hasta ignorante de la realidad social del pueblo, pues no he vivido en él hace rato, pero ya que hablo desde el desconocimiento, puedo permitirme la licencia de, al menos, ser honesto. Algún otro más objetivo dirá que soy un romántico. Que sepan todos igualmente que como reconozco mis potenciales debilidades argumentales, también debo confesar que hablo con las bases suficientes para saber lo que sucede en el ámbito profesional de la arquitectura y sus profesiones afines en La Tebaida, que para bien o para mal, es a lo que me dedico últimamente.

Todos sabemos que  La Tebaida es un pueblo pequeño que queda en medio de la nada, donde hace mucho calor y cuando menos se espera caen aguaceros como si no hubiera un mañana; un pueblo que cada vez se parece más al Valle del Cauca está fuera del Paisaje Cultural Cafetero,  y cada vez menos al Quindío después de 1999 quedaron pocos ejemplos, casi nada, de la arquitectura de la Colonización Antioqueña, y que las fuentes de trabajo son, por así decirlo, casi inexistentes, por lo que se debe trabajar fuera, casi siempre en Armenia y por poco dinero. La Tebaida es, básicamente, un pueblo dormitorio; ah, y bueno, un pueblo borracho: borracho de licor, de prostitución, de ignorancia, de corrupción y poder, pero esa es otra historia. En fin: que somos pobres sin identidad.

No obstante, después de haberme despachado de ésta manera, con perdón de muchos y beneplácito de pocos, también sabemos que el municipio crece en su población y en su infraestructura, cada vez se hace más grande y se construyen más y más cosas, o para ser más precisos, más y más casas, que no mucho más. Entonces opino que debemos, por lo menos, hacerlas bien.

¿Por qué se deben construir las cosas bien? Porque después de la calamidad del terremoto de hace 15 años, resulta incomprensible que no hayamos aprendido la lección, o que nos hayamos olvidado tan rápido de ella. Y la lección es simple: si las cosas no se construyen bien, a la primera de cambio, se caen, y lo complicado es que se caen encima de uno, con no pocas posibilidades que puedan matar al desafortunado. Entonces hay que edificar bien. Simple, ¿no? Aunque alguno ya dijo con acierto que “las cosas más sencillas son las más difíciles de entender”.

Podrá ser un despropósito escribir algo tan lógico, pero cada vez veo más y más que se construye mucho sin las licencias de construcción pertinentes, es decir, viviendas ilegales, sin ningún tipo de control de calidad por parte de un profesional calificado y del organismo de control correspondiente, y el motivo más popular resulta ser falta de dinero por parte de sus dueños. No es raro escuchar testimonios del tipo, ‘los honorarios de los profesionales son muy caros’, ‘la gente no tiene plata para pagarlos’, ‘apenas tenemos para la construcción de la casa’...  en fin. A mí me perdonarán la desfachatez de ser sensato, pero no. Ese ítem no es caro. Caro es algo que vale menos que su precio y la arquitectura vale mucho. Pagarle a un profesional que le diseñe y construya su vivienda no es caro, es una inversión justa y prioritaria que vela por la seguridad propia y de los demás ciudadanos, y es una auto-exigencia necesaria para edificar ciudad y vivir en civilización.

Algunas veces, por otro lado, me he enterado que la gente que quiere hacer las cosas bien, que tampoco es poca, contrata a un profesional y éste también le tima y nunca le entrega su licencia de construcción, y aun así le dice que puede empezar a edificar. Es casi como decirle: bien pueda y construya lo que eventualmente ocasionará su propia muerte. También hay alguno que otro profesional inescrupuloso que firma planos que no cumplen ni con los mínimos requerimientos de ética profesional. Es decir, hay de todo, hay que ir con cuidado y todo decanta en lo mismo: viviendas espontáneas que atentan contra la vida humana.

Yo entiendo que esto puede ser un discurso incómodo (aunque estoy seguro que necesario), pero imagino que también habrá alguno que otro incauto que esté de acuerdo y que comprenda  que a lo único que apelo es a que cada uno tome conciencia de lo que hace y lo que debería hacer, porque nadie podrá decidir por él y que al optar por no cumplir las normas de los hombres, no vaya a ser que la ley de la vida sí pase factura algún día.

Que sepan igualmente que como reconozco mis potenciales debilidades argumentales, fundadas en ‘la realidad’, éstas están resguardadas Michel Foucault, uno que entendía muy bien cómo funcionamos las personas, y que en su momento dijo, "la gente sabe lo que hace; con frecuencia ellos saben por qué hacen lo que hacen; pero lo que no saben es qué hace lo que ellos hacen."

**Publicado en el periódico La Razón de La Tebaida, Quindío, Colombia.

2 de marzo de 2014

Dos países, la misma mierda

La prensa deportiva española es súper intensa porque es lo que requiere el momento: drama, polarización. Es a España lo que la novela a Colombia, entretenimiento, distracción, dilación. La otra prensa, la política, la social, la económica, es tibia; no le quiere dar prioridad a lo importante porque significaría la anarquía total, que es la única solución a una crisis política-social-económica de un sistema que parece llegar a su fin, o por lo menos para la gente de a pie, que es la que importa, y todos saben que ésta gente no está preparada para esa solución. Por ende la prensa española en general es inteligente.

La prensa colombiana se hace la estúpida y además está vendida por dos razones. Si fuera consecuente con la realidad e informara lo que corresponde, la aniquilarían. Y si fuera independiente, la eliminarían también. Por ende, también es inteligente al tener sentido de conservación y aunque los periodistas saben bien que son las prostitutas de turno y que nunca serán recordados como buena prensa, al menos estarán vivos para saberlo y no ser unos cadáveres prestigiosos. Respetable, cobarde, pero respetable. Acá hay pocos periodistas independientes y hay que ponerles atención mientras los desaparecen.

En Colombia el buen periodismo es heroísmo, y en España el buen periodismo significaría instar a una guerra de guerrillas, o a algo más gordo: el derrocamiento de un sistema vil. Lastimosamente, en las dos partes del mundo reina la barbarie a su manera, acá aún es a la antigua, directa, a bala. En Europa es más civilizada, monopolio económico, la explotación del hombre por el hombre, pero de una forma más sofisticada, sin que los enemigos se conozcan, se sabe más o menos dónde están, hay flechas indicadoras, pero no se ven en las noticias. ¿Cómo se ataca a un enemigo invisible? siempre hay formas de solucionar las cosas. 


Al final, no importa dónde se esté y cómo se llame el país donde se esté, la humanidad siempre busca la forma de aniquilarse ella misma, de burlarse mientras se aniquila, de aprovecharse del vecino, de destruir al otro que es ajeno a los intereses propios. Es nuestro entretenimiento mientras pasa eso de la vida. A eso vinimos.

10 de enero de 2014

OMA, Koolhaas y su distopía

En estos días que he contado con tanto trabajo, afortunadamente, he disfrutado la irresponsabilidad de pararme a estudiar al papá de la arquitectura contemporánea, Rem Koolhaas.

Básicamente es un contradictor, porque entiende que la respuesta al mundo en el que estamos debe ser exactamente lo contrario. Es sentido común. Si uno está mal, la solución pasará por hacer lo contrario, o por lo menos algo diferente a lo que se ha hecho hasta ahora.  Lo ejemplifico: si Le Corbusier dijo Planta Libre, él dice planta baja encerrada. Si sus colegas dicen, hay que mimetizarse en el paisaje, él dice a la mierda el contexto. Y sospecho que si John Lennon dijo que la respuesta es el amor, él diría que es el odio. Y así va. Llevando la contraria y acertando.

Además cuenta con la suerte de ser hijo de escritor y nieto de arquitecto. Entonces decidió ser un arquitecto que escribe o un escritor que hace arquitectura, uno elige. También de ser europeo y de llevar en el código genético las cicatrices de las dictaduras, las guerras e injusticias de su historia continental. Entonces, fundado en todo eso, que se resume en conocimiento involuntario, casi instalado de serie, lo que hace es dar un paso adelante, o mejor, a un lado, dejando que el mundo pase de largo y para él poder detenerse a pensar. Los europeos casi siempre han dado el paso correcto hacia la evolución, pero eso sí, después de grandes tropiezos. Koolhaas entendió que ahora Europa está tropezando de nuevo y por eso prefiere pararse a tomar, retomar, calcular, pensar y comunicar. Comunicar creando, sobre todo. Ya lo dicen sus colegas: “OMA funciona como una editorial y él es el editor jefe”. Creo que temprano entendió que que hay ocasiones en las que es mejor no evolucionar sino simplemente pensar, crear y comunicar, y esperar a ver qué pasa. (Y han pasado muchas cosas).

Un ejemplo claro. Él, después de estudiar la arquitectura del Muro de Berlín y realizar su respectivo trabajo académico, le surgió la idea de crear una ciudad dentro de otra ciudad, que consistía en construir dos muros paralelos dentro de Londres e instar a sus habitantes a residir dentro de ellos, dejándolos ser conscientes de que no serían libres. Es decir, lo ciudadanos tenían la libertad de elegir ser prisioneros. Toda una contradicción: una distopía. 

Exodus Project - 1977 (más imágenes aquí)

Este trabajo lo llevó a gozar de reconocimiento internacional, aunque eso no importa ahora. El punto es que él tuvo que inventarse esa ciudad y esa sociedad, y yo, que estoy parado en Colombia en el año 2014, ya resido en esa ciudad y convivo dentro de esa sociedad, si no literal, sí figurativamente. Eso, idefectiblemente me lleva a concluir que, qué entretenido y estimulante sería hacer un trabajo académico desde la arquitectura respecto a la sociedad en la que vivimos, y después, sentarse a esperar a ver qué pasa.

PD. También me parece interesante hacer un análisis sobre cómo en su oficina, Office for Metropolitan Architecture, se articulan tan fuertemente el diseño gráfico y la arquitectura.