En alguna ocasión en mi apartamento de España llegó de
pasada un amigo de mi prima proveniente de Andalucía, ni muy viejo ni muy joven, muy simpático,
inteligentísimo, porrero, sumamente culto, pero sobretodo trajinado, tenía la pinta de haber triunfado y fracasado varias veces en la vida, y por esos días se le notaba en la mirada que andaba en horas bajas. Después de intercambiar algunas
ideas, porros y tragos sociales salió el tema de la música. Le comenté que solamente
conocía una buena banda española después de Héroes del Silencio o como mucho
Melendi o Estopa, que venía a ser Vetusta Morla. El hombre encantado por lo que acaba de
decirle sacó de su bolso de viaje varios cedés de rock español. Entre ellos, me dio la impresión que sacaba algún tesoro de esos que se manipulan con mucho cuidado. Era un álbum
de cómics que contenían las letras de las canciones de un artista que el hombre
evidentemente veneraba. Yo, mientras lo escuchábamos y en medio de mi ignorancia sólo le presté la suficiente
atención cordial como para que terminara su cuento y así poder pasar a otras cosas.
No me interesó mucho lo que me contaba de éste cantante y
como seguramente él entendería que no me cautivó lo suficiente, seguimos en otros temas, y al día siguiente continuó
con su viaje para nunca más volverlo a ver en mi vida. Ni recuerdo cómo se
llama este hombre que, ahora que me encuentro entre tanto impresentable, me cae mejor de lo que me cayó en ese momento.
Hoy estaba buscando música nueva, que es lo que usualmente hago
en mis ratos de ocio y me topé con Iván Ferreiro, un cantante español como cualquier
otro, pensé, y entonces lo puse a sonar y de repente se me vinieron todas las
cosas que me contó ese tipo en esa ocasión. Fue una traslación inmediata a ese
momento. Me acordé que me mostró el librillo de cómics y me explicaba lo que
había significado ese artista para él y lo mucho que lo había ayudado en tanta vida que había vivido. Ahora lo entiendo mucho más que en
ese momento, no sé si porque ahora le presto más atención a las letras, o porque
simplemente las cosas en la vida no aparecen cuando te las quieren mostrar, sino cuando estás preparado para ellas. Es
una música intimista, encantadora, muy honesta y brutalmente cruda. Ahora
quisiera darle las gracias a ese tipo que me enseñó esta música en su momento, y de paso pedirle disculpas por no valorar lo que para él era tan importante y quería, desde la bondad, que lo fuera para mí también. Tío,
donde quiera que estés, gracias por esto.