12 de octubre de 2010

Colombia y su propio Gran Hermano

Si el primer poder de un país es el Ejecutivo, el segundo y tercer poder son el Legislativo y Judicial, a los medios de comunicación le corresponde el cuarto lugar en esta línea. En Colombia, existe un gran interés del primer poder por controlar los demás, con especial énfasis en el cuarto. Actualmente, el país está controlado casi totalmente por estos dos poderes —el primero y el cuarto— mientras los otros están en un rango de menor relevancia desde un punto de vista general.

La novela de George Orwell, 1984, nos enseña que para que la estrategia de su Gran Hermano tenga efecto en una población determinada, tiene que contar con tres elementos pilares: El primero es el poder de persuasión a una comunidad específica, que se ejerce a través de un medio de comunicación masivo impuesto por un gobierno totalitario; el segundo es el poder de control, que se efectúa mediante una entidad llamada la Policía del Pensamiento, que se encarga de vigilar y descubrir quiénes no piensan a favor del partido oficial, utilizando mecanismos tecnológicos como micrófonos y cámaras para espiarles; y el tercer elemento es el poder de castigo, que se aplica a todas las personas descubiertas que no están de acuerdo con el pensamiento oficial, son tratados como traidores, terroristas, y son desaparecidos, en ocasiones clandestinamente y otras estratégicamente publicitadas para causar miedo general y de esta forma, hacer prevalecer el orden general.

Queda sentado en la novela que, esta situación es el desenlace de un periodo de guerra de la nación en cuestión (Inglaterra), que continúa en ella, y que tiene un enemigo claro que combatir (Eurasia), siendo ese el motivo para justificar toda esa tiranía en una ilusión de resistencia. Todo eso remite en una aceptación obligada de la población gobernada por una sola persona (el Gran Hermano) y un partido, los cuales tienen todas las soluciones, que pasan por la continua guerra contra el eterno enemigo.

Desde esta perspectiva, Colombia cumple con todas estas características. Tenemos una guerra interna que ha mutado en muchas formas, desde la independencia de la nación hasta el presente. El actual enemigo son las guerrillas que nacieron a mediados del siglo pasado, oficializadas como grupos narco-terroristas. Existe una persona que da todas las soluciones al conflicto interno, representada por la figura de Álvaro Uribe Vélez —quien gobernó el país por los últimos 8 años, y no pudo continuar debido a un fallo negativo de la Corte Constitucional—, autor intelectual de la seguridad democrática, (su política de gobierno) y ahora es representado por su sucesor directo Juan Manuel Santos, quien se postuló como el candidato continuista de su gobierno, teniendo como consigna propia, la prosperidad democrática.

A partir de estas determinantes —La guerra contra el eterno enemigo, el líder con su partido, y la aceptación de su pueblo—, se dan todas las basas para que funcionen los tres pilares del Gran Hermano.

El primero, el poder de persuasión. En Colombia existen varios canales de información, pero los más populares son de carácter oficialistas y apoyan incondicionalmente al gobierno. Los más importantes son RCN Noticias, en el cual es director en su cadena radial, el ex vicepresidente inmediato Francisco Santos, que también es primo del actual presidente de la Republica, —mezcla del primer poder con el cuarto—, y el periódico El Tiempo, casa editorial fundada, igualmente, por la familia del actual presidente.

El segundo, el poder de control. Es noticia actual en el panorama nacional que en el anterior gobierno se realizaron acosos, hostigamientos, y espionajes a varias personas que no están de acuerdo con el pensamiento oficial del gobierno, operaciones popularmente conocidas como “chuzadas”. Entre estas personas están Hollman Morris y Daniel Coronell, periodistas muchas veces tildados de auspiciadores del terrorismo, aunque se muestren independientes en su papel. También fueron víctimas de estos acosos, entre otros, políticos, sindicalistas, y hasta a la propia Corte Suprema de Justicia. Estos operativos fueron realizados por el DAS (Departamento Administrativo de Seguridad).

El tercero, el poder de castigo. Según la organización Reporteros Sin Fronteras*, Colombia es uno de los países con más violación a la libertad de expresión, quedando reflejado en los altos índices de desapariciones de periodistas, políticos, sindicalistas y personas naturales, que no están de acuerdo con el pensamiento oficial del gobierno. Para no ir más lejos, la muerte del famoso humorista político Jaime Garzón fue asumida por las fuerzas de ultraderecha AUC (Autodefensas Unidas de Colombia), grupo armado al margen de la ley, constantemente vinculado al inmediato gobierno anterior.

De esta manera queda demostrado que Colombia está bajo un régimen de Gran Hermano.

Cabe resaltar que a diferencia de la novela, todas estas características son delitos en Colombia tímidamente perseguidos, ya que la nación está enmarcada dentro de una estructura democrática a ojos del mundo, donde no hay espacio para una dictadura oficialmente reconocida, no obstante, se cumplen cabalmente.


No hay comentarios.:

Publicar un comentario