2 de marzo de 2014

Dos países, la misma mierda

La prensa deportiva española es súper intensa porque es lo que requiere el momento: drama, polarización. Es a España lo que la novela a Colombia, entretenimiento, distracción, dilación. La otra prensa, la política, la social, la económica, es tibia; no le quiere dar prioridad a lo importante porque significaría la anarquía total, que es la única solución a una crisis política-social-económica de un sistema que parece llegar a su fin, o por lo menos para la gente de a pie, que es la que importa, y todos saben que ésta gente no está preparada para esa solución. Por ende la prensa española en general es inteligente.

La prensa colombiana se hace la estúpida y además está vendida por dos razones. Si fuera consecuente con la realidad e informara lo que corresponde, la aniquilarían. Y si fuera independiente, la eliminarían también. Por ende, también es inteligente al tener sentido de conservación y aunque los periodistas saben bien que son las prostitutas de turno y que nunca serán recordados como buena prensa, al menos estarán vivos para saberlo y no ser unos cadáveres prestigiosos. Respetable, cobarde, pero respetable. Acá hay pocos periodistas independientes y hay que ponerles atención mientras los desaparecen.

En Colombia el buen periodismo es heroísmo, y en España el buen periodismo significaría instar a una guerra de guerrillas, o a algo más gordo: el derrocamiento de un sistema vil. Lastimosamente, en las dos partes del mundo reina la barbarie a su manera, acá aún es a la antigua, directa, a bala. En Europa es más civilizada, monopolio económico, la explotación del hombre por el hombre, pero de una forma más sofisticada, sin que los enemigos se conozcan, se sabe más o menos dónde están, hay flechas indicadoras, pero no se ven en las noticias. ¿Cómo se ataca a un enemigo invisible? siempre hay formas de solucionar las cosas. 


Al final, no importa dónde se esté y cómo se llame el país donde se esté, la humanidad siempre busca la forma de aniquilarse ella misma, de burlarse mientras se aniquila, de aprovecharse del vecino, de destruir al otro que es ajeno a los intereses propios. Es nuestro entretenimiento mientras pasa eso de la vida. A eso vinimos.

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