En época de elecciones siempre recuerdo un episodio de la serie de dibujos animados South Park, en el que los niños deben elegir la nueva mascota de la escuela y sólo tienen dos posibilidades para votar: una gran ducha vaginal y un sándwich de mierda (en inglés Giant Douche y Turd Sandwich, Temporada 8 - Capítulo 8). Así como suenan. El primero, la ducha vaginal es propuesto por Kyle Broflovski que es un niño judío de ideas liberales, y el segundo candidato, el sándwich de mierda es propuesto por Eric Cartman, un niño gordito ultra conservador.
El objetivo de los creadores es explicar de manera muy gráfica y metafórica, casi con plastilina, lo que vienen siendo unas elecciones políticas: casi siempre hay un candidato de izquierdas que dice ser progresista y honesto, y que promete que va a limpiar por dentro la política de la típica mediocridad y corrupción. Mejor dicho, promete eliminar lo malo y dejar lo bueno, así nunca se pueda conseguir ese objetivo, y así él mismo sea un mediocre. Igual que una ducha limpia la vagina de amenazas biológicas que no se van del todo o que de igual manera vuelven a aparecer. Y por el otro lado está el candidato conservador, bonachón, bien vestido, simpático y amigo de sus amigos, pero corrupto, con políticas retrógradas que no van cambiar nada porque cree que todo está bien como está. Es decir, un pedazo de mierda envuelto por pan de molde cuadrado acompañado de saludables legumbres, que igual no le van a quitar su tradicional sabor, pero se deja ver de una manera fresca y simpática.
En el desarrollo del capítulo se muestra a los dos niños intentando convencer a sus compañeritos que voten por su candidato. Kyle, de manera sencilla y sensata les recuerda lo importante que es votar y simplemente trata de convencerlos con la lógica simple: ¿cómo van a votar por ese pedazo de mierda? Pero Cartman tiene una estrategia mejor montada con una plataforma publicitaria divertida y llamativa, además viste de traje y luce bastante convincente defendiendo su oloroso candidato y por si fuera poco, los persuade dándoles caramelos.
Paralelamente hay un debate entre los candidatos donde se observa claramente que ninguno de los dos sirve para nada. Mientras la ducha vaginal intenta ser amable no convence, y el sándwich de mierda sólo quiere desprestigiar a la ducha porque como es obvio, ¿cómo se puede defender una mierda?, lo mejor es desprestigiar al adversario.
Al final del capítulo —que tiene muchos más matices—, un tercer niño, Stan Marsh, que es amigo de los otros dos, no quiere votar por ninguna de las dos propuestas porque le parecen estúpidas, pero finalmente opta por votar después de entender que posiblemente «siempre tendremos que elegir entre una ducha vaginal y un sándwich de mierda», y no hay otra opción.
Esto sólo lo retomo como una anécdota mental que quería compartir. Es simplemente una metáfora hecha con dibujos animados de niños. Menos mal, porque si esto pasara en la vida real el mundo sería un completo sinsentido.
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